MADRID 6 Sep. (EUROPA PRESS) -
La apneísta española Isabel Sánchez-Arán encara el Mundial de Apnea Confederación Mundial de Actividades Subacuáticas (CMAS) 2025 en la ciudad griega de Mytikas, que se celebra desde este viernes hasta el próximo jueves 18 de septiembre, un evento en el que estaría "contenta" con dos nuevos récords nacionales y donde aspira a alcanzar la "cifra mágica" de los 100 metros de profundidad", aunque no tiene "prisa".
"El mínimo con el que estaría contenta sería hacer dos récords nacionales. Me gustaría hacer 100 metros, pero soy consciente de que es un reto elevado. Bajar 100 metros de un año a otro puede ser mucho o no, porque en términos de presión tampoco es tanta la diferencia entre 90 y 100. En términos de tiempo sí que se alarga bastante", explicó la ilicitana, de 41 años, en una entrevista a Europa Press.
La deportista, integrante de la selección española de apnea, compite junto a más de 120 atletas procedentes de 30 países en un evento considerado la cita más prestigiosa del calendario internacional. Su principal objetivo será superar la mítica barrera de los 100 metros de profundidad en el mar, un reto reservado a la élite mundial.
"Puede salir bien o no. Yo estoy preparada para las dos cosas. Si no sale bien este año, no pasa nada, ya lo conseguiré el año que viene o cuando tenga que ser. Una decena nueva siempre es una barrera mental -en el último Mundial alcanzó los 90 metros con bialeta-. Llegar a los 100 es el sueño de todo apneísta, no hay muchas personas en mis modalidades que hayan pasado de 100, quizá solo tres mujeres en inmersión libre. Los 100 metros es una cifra mágica, pero mi plan es hacer 99 varias veces antes de intentar 100", reveló.
Y es que para la ilicitana es importante disfrutar del proceso, del cómo y no solo del qué. "Soy una persona que me gusta mucho la incertidumbre, a mí me llega un paquete de 'Amazon' y lo dejo encima de la mesa de mi casa días antes de abrirlo, porque cuando lo abra y lo vea me va a gustar, pero ya se ha acabado. Pero si lo dejo ahí todo este tiempo estoy ahí como saboreando el caramelo en la boca", comparó.
"Es bonito disfrutar de eso, tampoco tengo mucha prisa por llegar a 100. Estoy disfrutando mucho este proceso, no quiero tener la ansiedad del peso de tengo que llegar. Este deporte es mi pasión, pero también es mi trabajo, y si me quemo mentalmente o si tengo una lesión, no solo se acaba, ya sea temporal o definitivamente una afición, también un medio de vida. Por eso yo me cuido mucho", advirtió.
Sánchez-Arán estuvo concentrada en la ciudad griega de Kalamata, para ultimar la preparación de este Mundial 'outdoor' junto a su compañero de selección Fran Quesada y la delegada técnica de la Federación Española de Actividades Subacuáticas (FEDAS), Natalie Cabanas. El año pasado, la ilicitana conquistó la medalla de bronce en este mismo evento consolidándose como una de las figuras de este deporte, además de sumar dos nuevos récords nacionales.
En esta nueva edición volverá a disputar todas las modalidades del campeonato, para volver a ir de menos a más y demostrando que es una de las apneístas más completas del panorama internacional. Aunque el Mundial arrancó este viernes, sus jornadas clave de competición están previstas para los días 10, 12, 15 y 17 de septiembre.
"LA SENSACIÓN DE INCERTIDUMBRE PREVIA AL BUCEO ES ADICTIVA"
"El año pasado lo pasé mal con el oído. En los entrenamientos previos al Mundial, me forcé demasiado en algunos buceos, tenía ansias de bajar profundo y no supe aceptar mis limitaciones. Fui más allá de lo que podía hacer sin que se me quedase resentido el cuerpo. Lo salvé, hice un buen papel, pero pasé mucha inseguridad. Y este año ya dije que no iba a forzar tanto, en la competición sí, pero en los entrenos no merece la pena", admitió.
Una experiencia de la que Sánchez-Arán aprendió y en los últimos meses ha podido "mejorar algunas cosas", como el tiempo de buceo. "El año pasado estaba haciendo buceos a 90 metros de casi 4 minutos. Sabía que si quería bajar 100 metros son 10 segundos más para bajar y 10 segundos más para subir de 100 a 90. Había que meterle mínimo 20-30 segundos más", explicó.
"Yo no me veo haciendo buceos de 4 minutos casi y medio, por eso he trabajado en acortar los tiempos. Tengo muy buena apnea, una de las mejores del mundo, siempre he basado mis buceos en la relajación y eso me ayuda a compensar mejor -igualar la presión del oído medio con la del exterior-, pero se me alargaban mucho los tiempos. Y este año le he metido caña. Tenía miedo a lo mejor de no poder compensar igual de bien. Y para mi sorpresa, he visto que acortar los tiempos me está beneficiando", celebró.
Este año ha tenido otro imprevisto en la preparación, ya que sufrió una torcedura de tobillo caminando por la calle estando ya concentrada, aunque en este deporte también permanece latente esa cercanía a la muerte, a la que la española ya se ha acostumbrado. "Es encararte con la incertidumbre. Para mí ya es algo cotidiano", afirmó.
"Está claro que siempre hay un plus de adrenalina cuando vas a bajar, cuando se acercan nuevas profundidades. Lo que ya conoces te sientes bajo control y es más cotidiano. Pero, bueno, siempre hay un riesgo porque los accidentes se llaman accidentes por algo. La apnea deportiva es un deporte que tiene mucho riesgo, pero poco peligro. Es adictiva esa sensación de incertidumbre previa al buceo. Y luego, cuando por fin lo consigues, te da mucha satisfacción, es un momento de recompensa y de autovalidación", relató.
Sánchez-Arán no tiene manías ni rituales previos a hacer una inmersión, aunque a veces la inundan los nervios a fracasar. "Es normal sentirse nervioso antes de un buceo, por tener miedo a lo físico o a lo psicológico, pero eso pasa en todos los deportes", relativizó. "El miedo físico a lo mejor no tanto, pero el físico psicológico sí, porque hay mucho esfuerzo detrás, sólo tuyo, también de otras personas. Entonces la psicología deportiva es una parte más a poner en la ecuación", dijo.
"En mi caso, cuando estoy nerviosa, me pongo una canción que me gusta mucho, 'Oceans Wait', una melodía preciosa. Me ayuda a ponerme en perspectiva, la existencia, la vida, cuál es mi papel, que lo que estamos haciendo realmente tampoco es como tan importante. Y recordarme que esto lo hago porque me llena y porque amo el mar, que voy a disfrutar el buceo, porque para mí es como fusionarme con lo que amo, con la naturaleza y una sensación de alegría", reflexionó.
Finalmente, la deportista española aplaudió el crecimiento de la apnea como práctica recreativa en los últimos años, un incremento en el que ella ha puesto su granito de arena y propietaria de un club de apnea. "Se está popularizando muchísimo, cada vez hay más clubes, y cada vez hay más interés. Ahora nos viene gente de todo tipo, este año he tenido un alumno de 14 años, y los hemos tenido el año pasado de 70 años", concluyó.