Publicado 18/06/2025 17:01

Falta de recursos o responsabilidades familiares, barreras para migrar en Mali, Etiopía, México, Ecuador y Colombia

Archivo - 07 April 2023, Mexico, Tijuana: Migrants from multiple nationalities stuck in limbo after crossing illegally at the Tijuana-San Diego border for three days straight, as they seek asylum to the United States. Photo: Carlos A. Moreno/ZUMA Press Wi
Archivo - 07 April 2023, Mexico, Tijuana: Migrants from multiple nationalities stuck in limbo after crossing illegally at the Tijuana-San Diego border for three days straight, as they seek asylum to the United States. Photo: Carlos A. Moreno/ZUMA Press Wi - Carlos A. Moreno/Zuma Press Wire / Dpa - Archivo

   MADRID, 19 Jun. (EUROPA PRESS) -

   La falta de recursos, las responsabilidades familiares o experiencias traumáticas son algunas de las barreras que limitan la capacidad de las personas de elegir libremente entre migrar o permanecer en sus comunidades, según un estudio de Ayuda en Acción realizado en cinco zonas de alta movilidad de Mali, Etiopía, México, Ecuador y Colombia.

   El informe, titulado 'Por qué la gente se queda, aunque quiera migrar', señala como una de las principales barreras la ausencia de dinero, documentación legal o redes de apoyo. Asimismo, indica que muchas mujeres se quedan para cuidar niños, personas mayores o dependientes.

   Otros obstáculos, según el estudio, son la etapa vital y arraigo --personas mayores o muy jóvenes que no pueden o no desean migrar por su situación vital-- y las experiencias traumáticas como estafas, violencia, encarcelamiento o deportaciones anteriores que disuaden de nuevos intentos.

   Así, el estudio, impulsado por Ayuda en Acción, en colaboración con la Universidad del Pacífico (Perú) y del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC) de Canadá, y con el apoyo de entidades académicas de África y América Latina, concluye que en zonas de alta movilidad, millones de personas permanecen en sus comunidades no por decisión propia, sino porque no tienen los medios ni las condiciones para migrar.

   En concreto, revela que en los países de América Latina, el segmento que aspira a migrar, pero aún no ha podido hacerlo, está en torno a la mitad. En Colombia se sitúa en el 45%; en México, en el 44% y en Ecuador, en el 43%. Mientras, en Mali y en Etiopía, son un 16% y un 13%, respectivamente, aunque más del 70% de los encuestados en ambos casos ni siquiera se plantea la migración como una opción viable por la falta de oportunidades.

   "Solemos pensar que las personas migran porque escapa de la pobreza y las guerras, y que muchas de ellas se enfrentan a los riesgos de la migración como única salida. Pero existe una situación aún más dramática: la de quienes realmente no tienen una opción diferente a quedarse y sobrevivir", ha señalado el responsable de Migraciones de Ayuda en Acción, Pablo Uribe.

   Esto último le sucede a Rahment, una de los entrevistadas en el estudio de Afar, Etiopía. Le gustaría migrar para ayudar a sus hijos a tener una vida mejor, pero no tiene oportunidad porque su familia no tiene recursos. Los ahorros que tenía los destinó a traer de vuelta a sus hijos, que intentaron migrar, pero fueron detenidos.

   Los autores del estudio urgen a repensar las políticas migratorias para fomentar el arraigo y desarrollar políticas que permitan la capacidad de elegir de cada persona. "El arraigo no debe ser entendido como una herramienta para evitar la migración, sino como una forma de fortalecer las capacidades de las personas para decidir si quedarse en su comunidad con condiciones dignas o si migrar en las mismas condiciones. De igual manera, la opción de irse debe ser también una opción digna, a partir de vías de migración legales y seguras", ha incidido Uribe.

   En esta línea, el informe propone: Invertir en oportunidades de desarrollo local para quienes desean quedarse; garantizar vías legales y seguras para quienes desean migrar; fortalecer servicios básicos, redes de apoyo y protección en zonas de alta movilidad, e incorporar la perspectiva de derechos humanos en todas las políticas migratorias.

   Estas políticas pueden generar oportunidades como fue el caso de Martha, otra de las entrevistadas en el estudio que migró internamente en Colombia para residir en Cali, no por necesidad, sino por una decisión deliberada basada en un propósito. Aunque tiene una amiga en Chile que la anima a migrar, Martha conoce los riesgos de la migración y prefiere invertir su tiempo y ahorros en la comunidad. Dirige un pequeño negocio de zapatos y un taller de costura, y sueña con ampliarlo para dar empleo a otras personas.

   "El desarrollo y la mejora de condiciones locales no siempre reducen la migración. Las mejoras en las condiciones de vida de las personas no solo amplía las capacidades y los recursos necesarios para poder migrar, sino que ensancha el marco de aspiraciones de las personas. Esto es clave para el desarrollo de políticas migratorias que garanticen la libertad de las personas, la dignidad y el respeto de los derechos humanos: conseguir que migrar o permanecer nunca sea una obligación, sino una decisión libre", ha concluido Uribe.

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