El conservador Sali Berisha, expresidente y ex primer ministro albanés, principal rival del candidato socialista
MADRID, 10 May. (EUROPA PRESS) -
La población de Albania está llamada este domingo a las urnas para unas elecciones parlamentarias en las que el actual primer ministro, el socialista Edi Rama, aspira a hacerse con un cuarto mandato al frente del país, con su predecesor en el cargo, el conservador Sali Berisha, como principal rival.
Rama, busca un cuarto mandato sin precedentes en la historia del país --uno de los principales aliados de Estados Unidos en los Balcanes-- en un contexto de polarización azuzado por los recientes casos de corrupción, que afectan al Gobierno y a la oposición, lo que ha generado un creciente desencanto entre la población.
El político, que llegó al cargo en 2013 y quien ha convertido el acceso de Albania a la Unión Europea (UE) en su proyecto bandera, lleva dos décadas al frente del Partido Socialista (PS), que encabeza desde 2005, cuando intercaló estas funciones con su labor como alcalde de la capital, Tirana.
El primer ministro, un antiguo jugador de baloncesto y opositor al régimen comunista en Albania entre 1946 y 1992 --año en el que se celebraron las primeras parlamentarias--, ha visto consolidada su figura durante los últimos años, a pesar de las denuncias de la oposición sobre sus presuntos lazos con el crimen organizado.
Así, los críticos con el primer ministro consideran que cuenta con demasiado poder y le acusan de llevar a cabo acciones para debilitar a la oposición, un extremo que Rama rechaza firmemente, al tiempo que hace frente a críticas por el alto nivel de desempleo y el aumento de la emigración en busca de oportunidades fuera del país, principalmente en Europa.
Rama ha prometido lograr la entrada del país en el bloque europeo de cara a 2030, en el marco de un esfuerzo en el que también está sumido Montenegro y que podría verse dañado por las acusaciones por corrupción a los principales partidos, si bien sigue siendo el principal tema que decidirá el voto de los albaneses.
El primer ministro ha adoptado además una postura de cercanía al presidente estadounidense, Donald Trump, de quien ha dicho que "es bueno para todos", llegando a conceder a su yerno, Jared Kushner, uno de los proyectos de desarrollo más lucrativos en el país europeo, incluido un préstamo de 99 años de la actualmente desierta isla de Sazan (sur).
Durante la campaña se ha presentado como un candidato de "cambio", a pesar de sus mandatos como alcalde de Tirana entre 2000 y 2011 y su ascenso al cargo de primer ministro hace doce años, especialmente debido a que Berisha lleva aún más tiempo en política tras convertirse en el primer presidente tras el periodo comunista y sus dos mandatos como primer ministro entre 2005 y 2013.
De hecho, el jueves firmó un memorando en la ciudad de Kuç (sur) en el que predice que el PS se hará con 78 de los 140 escaños del Parlamento, repitiendo el simbólico gesto que realizó en 2021 en esta misma ciudad, cuando adelantó que el partido se haría con 74 escaños, los que obtuvo días después en las urnas.
"Este es el número, entre 78 y 88", dijo. "No será menos, puede que sea más", anticipó, en una muestra de su confianza en la victoria de su partido, tras recalcar previamente que "la cuestión no es si (el PS) ganará, sino por cuánto", ante los resultados de unos sondeos que apuntan a que el partido de Berisha, que ha prometido "hacer grande Albania de nuevo" --copiando el lema de Trump--, no logrará la victoria.
APOYO AL PD DE UN ASESOR DE TRUMP
Berisha, quien se convirtió en el símbolo de la caída del comunismo en el país, aislado de la comunidad internacional durante décadas bajo la férula de Enver Hoxha, aspira a regresar al cargo, si bien el hecho de que sea asociado con una clase política inmovilista y los casos de corrupción que salpican a su formación, el Partido Democrático (PD), dañan sus posibilidades.
El político se convirtió en líder de la oposición en 2022, cuando unió fuerzas con más de 20 partidos derechistas para intentar derrotar a Rama en estos comicios, y durante la campaña ha prometido una "Gran Albania" a partir de un renacimiento económico y unos puntos de programa similares a los postulados por Trump.
De hecho, Berisha ha contado durante su campaña con el apoyo del asesor estadounidense Chris LaCivita, uno de los estrategas republicanos que encabezaron los esfuerzos de Trump para volver a la Casa Blanca en las elecciones de 2024, tras su derrota cuatro años antes frente al demócrata Joe Biden.
El portavoz del PD, Alfred Lela, confirmó recientemente en declaraciones al portal Publico que LaCivita ha respaldado durante los dos últimos años a "dos grandes figuras políticas en dos países diferentes". "Los dos casos son Trump y Berisha", dijo, antes de destacar que ambos cuentan con "perfiles similares", incluido el hecho de "ser perseguidos por el 'establishment' y atacados por los sistemas judiciales de sus países".
El propio LaCivita destacó hace dos meses que "con una democracia floreciente y una verdadera amistad con Estados Unidos, es posible hacer que Albania sea grande de nuevo", en aparente referencia a la etiqueta de Berisha, de 80 años, como 'padre de la democracia' por su papel en las protestas contra el régimen comunista y su posterior nombramiento como presidente.
Sin embargo, Berisha fue declarado 'persona non grata' por Washington durante la Administración de Biden --que le prohibió la entrada al país-- por presunta corrupción, una etapa en la que el político fue expulsado del grupo parlamentario del PD y puesto bajo arresto domiciliario, si bien un tribunal le devolvió en 2024 el control de la formación y reavivó sus aspiraciones.
En este sentido, el político conservador es objetivo de procedimientos judiciales en Albania por "corrupción pasiva", cargos que rechaza, al tiempo que sigue siendo vinculado con la rebelión registrada en 1997, que se saldó con unos 2.000 muertos y puso al país al borde de la guerra civil, tras el colapso de un sistema de inversión piramidal respaldado por las autoridades.
EL PS, PRINCIPAL FAVORITO
El PS de Rama figura como favorito según dos sondeos publicados esta misma semana, que le dan cerca del 50 por ciento de los votos, frente a la coalición Alianza para una Gran Albania, encabezada por el PD de Berisha, que cuenta con cerca del 35 por ciento de los respaldos.
Por su parte, varios partidos de reciente creación aspiran a lograr representación, entre ellos Mundesia (Partido de la Oportunidad), fundado por Agron Shehaj, un antiguo parlamentario del PD, que cuenta con convertirse en la tercera fuerza. Estas aspiraciones son compartidas por el progresista Movimiento Juntos, liderado por el activista Arlind Qorri, quien se centra en la justicia social y en aplicar reformas de gran calado.
A ellos se suma Nisma Shqiperia Behet (Iniciativa Albania Puede), encabezada por dos organizaciones civiles lideradas por Andriatik Lapaj y Endri Shabani y que apuesta por impulsar una reforma electoral y despolitizar la comisión electoral, así como por incrementar la participación ciudadana en la política.
De esta forma, el país, que cuenta con unos 2,4 millones de habitantes, se dirige a las urnas en un momento considerado clave para su futuro, especialmente a la espera de los resultados de las reformas estructurales que han sido aplicadas durante los últimos años para intentar un crecimiento equitativo y crear puestos de trabajo, según destaca el Banco Mundial.
El organismo afirma que "mantener el ritmo de las reformas es una prioridad" y adelanta que "se espera que la pobreza siga descendiendo", si bien recalca que "el aumento de las tensiones geopolíticas y la incertidumbre en la política comercial suponen riesgos a medio plazo" para el país, que vivirá un nuevo enfrentamiento electoral entre las dos fuerzas políticas dominantes desde los años noventa.